El cadáver del hermano Stanislav es hallado oculto en una bóveda del monasterio con signos de haber sido brutamente golpeado. A pesar de la violencia de las heridas no hay rastro de sangre. Las primeras sospechas recaen sobre un judío religioso, Isaak Korngold, que recientemente había reprendido al monje por difundir la retórica antisemita. El detective Oskar Rheinhardt se ve obligado a arrestarlo como principal sospechoso.