Los montajes de Aníbal, Aparicio y Lola se suceden, cada vez con más éxito. Pese a que habían acordado destruir todas las pruebas, Lola, orgullosa de sus obras, se ha guardado algunas. Irene sospecha que todo es una patraña y tratará de desenmascararlos. El futuro de los tres pende de un hilo.